Todos los días, al bajarme del auto bus universitario, cómo a eso de las siete, camino un tramo algo considerable, y al llegar a la entrada de mi barrio, la luz del poste eléctrico se apaga, dejándome en oscuridad, la cual surco con el corazón en implosión. Vale mas que conozco el camino por donde evito las piedritas tropezadoras, y si llovió, salto los charcos con precisión. Al llegar casa siempre siento un alivio absurdo, lanzó un suspiro y me quedo cavilando. No atravieso el infierno ni tampoco un cementerio, simplemente la calle de tierra de mi barrio.
He decidido cambiar las reglas del juego. Esperaré unos minutos antes de entrar por el umbral de mi barrio. Quiero saber si la lampara se apaga a esa hora o lo hace cuando yo entró por la calle de tierra. Me bajé del auto bus y caminé hasta el poste eléctrico. me senté en la acera y observé. El cielo estaba pesadamente nublado. Las nubes tenían ese tinte anaranjado pálido de crayola. Cierta ventisca ligera anunciaba lluvia inminente. Algo estaba claro, la luz no se apagaba a esa hora, ya habían pasado quince minutos y nada.
Comenzó la tormenta y no tuve otra opción mas que correr hacia mi casa para no mojarme. No me gusta la lluvia, me incomoda, me entristece, me hace nudo en la garganta y no lloro solamente porque eso me recordaría aun mas a la lluvia. La luz se esfumó en el instante mismo que me adentré a mi barrio. Fue hasta que estuve en casa en que me di cuenta de lo que había pasado. Y esta vez no me sentí tan aliviado.
¿Pasará lo mismo con otras personas? Esta interrogante vino a mi cabeza mientras estoy, de nuevo, sentado en la acera para averiguar que demonios pasa con este poste. Leí supersticiones y desde luego no las creí. Pero es curioso, pues creo que no existe el escepticismo absoluto, hay algo dentro de nosotros, pequeño, pero lo hay, que cree y por mas que le refutemos ese algo no se va !y qué molesto es!. En un foro aseguraban que eso le pasaba a las personas con aura negativo. Otra teoría es que un demonio traga-luz te va siguiendo.
Y aquí estoy, esperando pacientemente, porque no hay otra forma de esperar, ya que esperar desesperado es oxímoron, ¿Verdad?
Bueno, ahí viene alguien. Un indigente cargando su saco con botellas de plástico. Un «clochard» como dirían los franceses. Va directo al barrio a paso lento y con la mirada perdida. El instante en que entra se me hace eterno. (another oximoron). El Poste sigue encendido. Sin embargo la oscuridad a mis espaldas es tan densa que acaricia mi nuca con suavidad fantasmal.
Tardé un poco en darme cuenta que estaba entre los dos mundos, entre la luz y la oscuridad, entre el yin y el yang, entre el oxi y el moron. De pronto un trueno sustituyó a la ventisca de antes en su trabajo de anunciar la tormenta.
La elección había que hacerse sin pensarse, no quedaba tiempo. Y de ahora en adelante entro al barrio con la mirada perdida, la luz brillante y atrás mío todo apagado, con mi saco de botellas de plástico al hombro. Un clochard como dirían los franceses.